Y…

Otra vez los montes estan glaceados por la nieve y se ven impresionantes con el sol del amanecer.

 

Y hace un frío de la fregada.

 

Y la chamarra no es suficiente cobijo.
 

Y es cuando se extraña mas una pareja, estos días no son para salir sino para sudar la piel con otra piel para luego volver a no salir y sudar de nuevo.

 

Y continuar asi hasta la primavera, para tener de pretexto que es la estación del amor y quedarse encerrados.

 

Y cumplir con la naturaleza, hasta que amanezca el verano y el calor nos haga rechazar la ropa y subir el ritmo de la pasión al nivel de los colores del paisaje que para entonces son lo mas intensos, vívidos e irrefrenables.

 

Y que el tono fuerte deje nuestros cuerpos entrelazados, sin reaccionar hasta que los colores amarillos y rojisos del otoño nos inviten a no salir, a encender la chimenea.

 

Y frente a ella tirar las cobijas y la almohada, y suavemente cambiar el ritmo del amor, a un ritmo silencioso y callado, en el que la piel se enchine centimetro a centimetro y la respiracion se  corte a cada segundo, mientras que afuera las hojas caigan sin hacer mas ruido que las llamas que arden dentro y fuera de la chimenea.

 

-Y sentir la llegada del nuevo invierno, viendo al amanecer nuevamente los    montes glaceados por la nieve

 

-Y con un frío de la fregada.

 

-Y entender  que las chamarras no son suficiente cobijo.

 

-Y siempre hace falta la pareja.

 

-Y que los días fríos no son para salir sino sudar la piel contra otra piel.

 

-Y continuar asi hasta la primavera, para tener de pretexto que es la estación del amor y quedarse encerrados.

 

Y así para siempre.